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LOS TRANSGÉNICOS A LO LARGO DE LA HISTORIA

El trabajo con los alimentos modificados genéticamente o transgénicos, es realizado en conjunto por la Biotecnología y la Ingeniería Genética, las cuales buscan unir los adelantos de la técnica a los seres vivientes del planeta.

La biotecnología consiste en la utilización de seres vivos o parte de ellos, para modificar o mejorar animales o plantas o para desarrollar microorganismos. El hombre lleva miles de años utilizando estas prácticas para optimar su alimentación, aunque los métodos actuales han cambiado radicalmente las formas y la eficacia.

La primera vez que se usó algo parecido a lo que hoy se entiende por biotecnología fue para producir bebidas alcohólicas. Los responsables de esta primera gran carrera biotecnológica fueron los babilonios, hacia el año 6.000 a. de C. Y en el año 4.000 a de C., los egipcios recurrieron de nuevo a esta técnica para producir pan y cerveza. Mil años después, en Oriente Medio, se empleó la forma primitiva de la biotecnología para conseguir la fermentación de la leche en forma de queso y de yogurt, logro que franceses y suizos, hoy acreditados maestros queseros, tardaron 4.000 años más en alcanzar; también el vinagre se obtuvo por este medio en Egipto, 400 a de C.

Fue a mediados del siglo XIX, con los trabajos de Pasteur , cuando se sientan las bases de un método sistemático para la modificación de los alimentos, al enunciar éste, en 1857, la teoría biológica de la Fermentación.

Otro hito en la historia de la biotecnología fue el nacimiento de la genética, gracias a los estudios de Mendel , quien, entre 1856 y 1863, realizó ensayos sobre la herencia de caracteres en guisantes, permitiendo, con tales resultados, la obtención de nectarinas, manzanas con sabor a pera y otros productos artificiales que el consumidor acepta sin problemas.

Posteriormente, se inicia un período de trabajo con las sustancias que, en el futuro, se ocuparán para la modificación genética de algunos seres vivos, como son las enzimas, estudiadas por Brüchner , en 1893, mediante la observación de la levadura.

Principiando el siglo XX, 1940 tiene su propia carta de presentación con la producción de penicilina y otros antibióticos, utilizando para ello la manipulación de ciertos microorganismos.

Hacia 1953, J.D. Watson y F.H.C. Crick  proponen que la herencia estaba ligada al hoy casi familiar ácido desoxirribonucleico o ADN, componente fundamental de los cromosomas.

También se descubrió que la información contenida en el ADN está codificada. Y que sus “claves”, comunes a todos los seres vivos, son el “código genético” .

Comenzando la década de los '70, surge una nueva ciencia, que será la responsable de los próximos trabajos y de los AMGs: la Ingeniería Genética. Se aplicó inicialmente (por su alto costo) en la producción de sustancias con usos farmacéuticos, como la insulina, modificando genéticamente microorganismos. Con los posteriores desarrollos, se obtuvieron también enzimas para uso industrial, como la quimosina recombinante, utilizada, al igual que la obtenida de estómagos de terneros jóvenes (su fuente original, el "cuajo"), para elaborar el queso.

En posteriores estudios, se sintetiza la hormona somatrotopina bovina, al introducir un gen en una bacteria y se logró incorporar con éxito un gen para que remolacha, patata, tabaco, tomate y maíz sinteticen una molécula con toxicidad exclusiva para las larvas de insectos. Otros ensayos modificaban características de las plantas para mejorar su valor nutritivo y aumentar la consistencia (mantener constante la tersura del tomate tras su recolección o reducir los efectos de las heladas sobre algunas plantas) o, incluso, obtener nuevas variedades de flores

(petunias de color bronce insertando un gen de maíz o rosas azules introduciendo un gen de petunia).

  En 1973, un grupo de eminentes científicos hicieron un llamamiento para establecer una exigencia a ciertas líneas de investigación, dado los riesgos imprevisibles asociados a una posible fuga y proliferación de organismos manipulados mediante Ingeniería Genética en laboratorio.

En 1975, en la conferencia de Asilomar en Estados Unidos, los científicos miembros de la Comisión sobre ADN Recombinante de la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU (presidida por Paul Berg y que incluía a James Watson) hicieron pública una declaración alertando de que “hay grave preocupación por la posibilidad de que algunas de estas moléculas artificiales de ADN recombinante resulten biológicamente peligrosas”. La declaración hacía un llamamiento a los científicos para aplazar de forma voluntaria ciertos experimentos relacionados con moléculas de ADN recombinante.

Posteriormente, a medida que muchos científicos se implicaban cada vez más en el campo de las aplicaciones comerciales de las nuevas tecnologías, y se encontraban más cómodos trabajando con organismos de laboratorio disminuidos genéticamente, el auto-control que la comunidad científica había demandado se fue desvaneciendo.

En los últimos veinte años, ha habido una tremenda expansión de la investigación, comercialización, y pruebas a pequeña escala, y cada vez más también a gran escala, que implican la liberación de alimentos manipulados mediante Ingeniería Genética (AMGs).

Sin embargo, la era de los denominados "alimentos transgénicos" para el consumo humano directo se abrió el 18 de mayo de 1994, cuando la Food and Drug Administration de Estados Unidos, autorizó la comercialización del primer alimento con un gen "extraño", el tomate "Flavr-Savr" (ver página 36), obtenido por la empresa Calgene. A partir de este momento, se han obtenido cerca del centenar de vegetales con genes ajenos insertados, que se encuentran en distintas etapas de su comercialización, desde los que representan ya un porcentaje importante de la producción total en algunos países hasta los que están pendientes de autorización.

 

CRONOLOGÍA POLÍTICA

Las raíces de la historia se remontan durante décadas.

 

Engdahl explica que es la historia de una poderosa familia y una “pequeña élite socio-política americana que busca establecer el control sobre la misma base de supervivencia humana”; la vida futura a través de los alimentos que tomamos. Es una “historia del crimen” –afirma en la introducción de “Semillas de destrucción”.  Es una pesadilla, real y amenazadora.

 


                                                                                                                      - La saga Rockefeller -

 

 

“El nombre de la familia es Rockefeller. El patriarca fue John D., y cuatro poderosos hermanos lo siguierón en la siguiente generación –David, Nelson, Laurence y John D. III-”.

Los Rockefeller buscan establecer monopolios globales. Su intención con la agricultura fue llevar a cabo un esquema similar al que el patriarca desarrolló con el petróleo y la banca.

 

 

 

 

América Latina fue el principio de una revolución en la producción de alimentos que tenía un claro objetivo: “controlar las necesidades básicas de la mayoría de la población mundial”.

La REVOLUCIÓN VERDE comenzó en Méjico y se extendió por América Latina durante los años 50 y 60. Posteriormente se introdujo en Asia, especialmente en India.

 

La Revolución Verde se basó en la  proliferación de semillas híbridas infértiles en los mercados de países en vías de desarrollo. Esto implicaba que los agricultores debían comprar las semillas año tras año a los grandes productores multinacionales que controlaban su producción a través de patentes.

 

Se introdujeron modernas técnicas de agricultura bajo el falso pretexto de aumentar el rendimiento de las cosechas.

 

 

 En los años 70, el presidente LYNDON JOHNSON se involucró entrenando científicos agrónomos de los países en vías de desarrollo en los útimos conceptos de producción. De esta manera serían aplicados en sus países de origen. Esta red fue crucial para le estrategia de Rockefeller.

Las tácticas de la “Revolución Verde”  destruyeron el sustento de los campesinos y los forzaron a abandonar sus tierras para ir a vivir a los suburbios que ahora rodean todas las grandes ciudades del mundo. Convirtiéndose en mano de obra barata para la industria.

La “Revolución” también dañó la tierra: el monocultivo acaba con la diversidad, reduce la fertilidad del suelo y, con el tiempo, la cosecha disminuye; además el uso indiscriminado de pesticidas químicos causa serios problemas de salud.

 

 

 La “Revolución Verde” fue sólo una REVOLUCIÓN QUÍMICA. Los países pobres no podían pagar de ningún modo las ingentes cantidades de fertilizantes y pesticidas utilizados, así que obtuvieron créditos del Banco Mundial, el Chase Bank y otros grandes bancos de Nueva York respaldados por garantías del gobierno de EE.UU.

Aquí comenzó el proceso de esclavitud de la deuda al Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y a los bancos privados.

Engdahl explica que la ciencia de “modificación biológica y genética de plantas y otras formas de vida” salió de los laboratorios de investigación americanos en los años setenta y nadie se enteró.

 

 

 Los ciudadanos pronto tendrían conocimiento porque la ADMINISTRACIÓN REAGAN estaba determinada a hacer de EE.UU una potencia dominante en este campo emergente.

La industria agroindustrial biotech fue especialmente favorecida, y las compañías a principios de los 80, se apresuraron para desarrollar plantas, ganado y otro tipo de animales OMG. Washington se lo puso fácil con un clima amistoso y no-regulado, que persistió desde entonces, indistintamente con  Republicanos y Demócratas.

La seguridad de la alimentación y los problemas de salud pública no se consideran vitales si chocan con los beneficios de esta industria. De este modo, la población entera está siendo utilizada como ratas de laboratorio con estos productos completamente nuevos, no probados y potencialmente peligrosos.

A la cabeza del esfuerzo de su desarrollo está una compañía con un largo registro de fraude, encubrimiento, soborno, engaño y desdén hacia el interés público:   Monsanto.

 

 

 

 - Monsanto: “No crecerá alimento que no nos pertenezca” 

  Su primer producto fue la sacarina; posteriormente se demostró que era un carcinógeno.

Entró entonces en el terreno de los químicos, y se hizo notoria por el Agente Naranja que fue usado para deforestar las selvas de Vietnam en los años sesenta durante la guerra y expuso a cientos de miles de civiles  vietnamitas y soldados de EEUU a la mortal dioxina, uno de los compuestos químicos conocidos más tóxicos.

Engdahl demuestra que a pesar de su pasado, Monsanto y otros gigantes de OGM dieron rienda suelta a la des-regularización en los años ochenta y, sobre todo, después del nombramiento de GEORGE  H.W BUSH (senior) como presidente en 1989.

 

 

 Su administración abrió la “caja de Pandora”  haciendo que ningún  tipo de regulación innecesaria los estorbase. 

Después de esto, “no se aprobó ni una sola nueva ley reguladora de productos biotech o OGM a pesar de todos los riesgos desconocidos y los posibles peligros para la salud” que conllevaban. Una Orden Ejecutiva de Bush [padre] lo dejó bien atado. Dictó que las plantas y los alimentos OGM eran “sustancialmente equivalentes” a los ordinarios de la misma variedad como el maíz, trigo o arroz. Esto estableció el principio de “equivalencia sustancial” como “punto clave de toda la revolución OGM”.

Es decir, por un lado se asegura que plantas y animales genéticamente modificados son sustancialmente iguales a los “naturales”.  Sin embargo, por otro, se hace pagar tasas muy elevadas en concepto de patentes, no sólo a quienes utilizan semillas modificadas, sino a quienes sufren la desgracia de ver contaminados sus cultivos de manera involuntaria.

 

 

Las semillas de este tipo de biotecnología están patentadas. Las multinacionales se justifican señalando que debe preservarse la propiedad intelectual para que la industria consiga beneficios. Pero esto crea, un “neofeudalismo“, que hace que los agricultores dependan de las multinacionales que les venden las semillas y su correspondiente herbicida; multinacionales que son además quienes después les compran los productos a  bajo precio.

 

Monsanto escogió la leche como primer producto OGM, manipulándola genéticamente recombinando la hormona de Crecimiento Bovina (rBGH).

  

 

 La comercializó bajo el nombre comercial, Posilac.

En 1993, la FDA (Food and Drug Administration – Administración de Alimentos y Fármacos) de CLINTON  la declaró segura y la aprobó para la venta antes de que hubiera ningún tipo de información  disponible para el consumidor.

Se vende ahora en cada estado y se promociona como “la manera de conseguir que las vacas produzcan un 30% más de leche”.

Los problemas, sin embargo, aparecieron pronto. Los granjeros informaron de pronto sobre infecciones más serias que las usuales, algunos animales no podían caminar. Otros problemas incluyeron la mastitis en las ubres de las vacas, así como terneros que nacían deformes.

 

 La información fue suprimida, y la leche rBGH no se etiquetó, así no había forma de que ningún consumidor estuviese informado.

Tampoco se comunicó que esta hormona causaba leucemia y tumores en ratas, y que un comité de la Comisión Europea concluyó que los humanos que beben leche rBGH se arriesgan a padecer cáncer de pecho y próstata.

La UE prohibió el producto, pero no EEUU. La FDA no actuó a pesar de los claros problemas de seguridad, y permitió que esta peligrosa leche se continuase vendiendo.

Fue sólo el principio.

El 1 de enero de 1995, se estableció oficialmente la OMC (Organización Mundial de Comercio) con poder para dar vigencia a las leyes dictadas por las corporaciones en los Estados miembros. La agroindustria americana ya era dominante, pero ahora tenía un nuevo cuerpo supranacional  no-electo para adelantar su agenda privada a escala global.

La OMC es la “policía” del libre  comercio global. Y la agricultura es una prioridad.

 

 

 

Cargill escribió las reglas que Engdahl llama el “Plan Cargill”:

- Prohibición de todos los programas gubernamentales que apoyen la agricultura y la ganadería local (aunque no pestañea ante los subsidios estadounidenses masivos);

- Prohíbe a los países la imposición de controles de importación para defender su propia producción agrícola;

- Prohibición del control de la exportación agrícola incluso en tiempos de hambre; y

- Prohíbe a los países restringir el comercio de la alimentación por leyes de seguridad; esta demanda abre mercados mundiales a la importación de alimentos OGM sin restricción y sin la necesidad de demostrar su seguridad.

 

 

 El lobby International Food and Agricultural Trade Policy Council (Consejo de Política Comercial de Agrícultura y Alimentación Internacional) (IPC) trabajó con Cargill y la agroindustria de EEUU para adelantar esta agenda.

El llamado Grupo de Cuatro países QUAD tomó la primacía -EEUU, Canadá, Japón y UE-. Encontrándose en secreto, crearon la política para todos los 134 miembros de la OMC: la agricultura fue bosquejada por los gigantes agroindustriales de EEUU como Cargill, Monsanto, ADM y DuPont junto con los gigantes de la UE (Unión Europea) Nestlé y Unilever.

Estas políticas fueron diseñadas para eliminar leyes y protecciones nacionales a favor del LIBRE MERCADO SIN RESTRICCION que favorece los países del Norte Global.

 Actualmente, la administración BUSH está aprovechándose de una calamitosa situación alimentaria y presionando a la Unión Europea. Dicha situación ha obligado a África y otros pueblos en desarrollo a aceptar este tipo de ayudas “humanitarias”.

A medida que las poblaciones se enfrentan a la hambruna la administración de los agronegocios y sus amigos ven una fabulosa oportunidad para imponer su programa.

 

 La Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, sugirió en una conferencia de los Cuerpos de Paz:

“Tenemos que examinar de nuevo algunas de las cuestiones relativas a la tecnología y la producción de alimentos. Sé que los OMG no son populares en el mundo, pero hay lugares en los que los cultivos genéticamente manipulados resistentes a la sequía deben ser una parte de la respuesta”.

(PROBLEMA-REACCIÓN-SOLUCIÓN)

 

 

  

 - Ayuda “humanitaria” -

 Según la revista electrónica Biodemocracy News de febrero de 2003, India rechazó parte de un cargamento de soja y maíz de Estados Unidos valorado en 100 millones de dólares porque estaba contaminado con transgénicos.

El gobierno de Brasil confiscó un cargamento de maíz MG procedente de Estados Unidos,  exigiendo su devolución o incineración.

En Filipinas, miles de personas destruyeron cultivos transgénicos y se tiraron a las calles a protestar porque el gobierno cedió ante las presiones de EE.UU. para aceptar  estos productos.

Se pone también como alarmante ejemplo el rechazo por parte del gobierno de Zambia (2002), de la “ayuda alimentaria” ofrecida por EEUU por tratarse de grano transgénico y la prensa nacional lo refrenda:

“Es muy interesante constatar que por primera vez Zambia estaba obligada a aceptar un regalo. ¿No nos debería preocupar, como receptores, que el donante insista tanto en que aceptemos alimentos transgénicos? ¿Los americanos se preocupan solamente de nuestro estomago o hay algo más detrás del regalo?”, se puede leer en el periódico  Zambia Daily Mail de 5 de noviembre de 2002.

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