El maíz transgénico
ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
EL MAIZ TRANSGÉNICO
El
maíz
transgénico ha sido
modificado
bajo planificación, para incluir en cepas comerciales características deseables
en la
agricultura
extensiva.
Varias características le han sido incorporadas, incluyendo:
Resistencia a ciertos
herbicidas
·
Gen bar que confiere resistencia frente
al herbicida glufosinato de amonio denominado comúnmente BASTA.
·
Resistencia a glifosato
Producción de antimetabolitos
Se obtiene un control contra gusanos, como la introducción
del mecanismo bioquímico de producción de la toxina de Bacillus thuringiensis,
protegiendo a las plantas de pestes de insectos, como el barrenador europeo de
maíz. Este gen codifica para una toxina que causa la formación de poros en el
tracto digestivo larval. Esos poros también naturalmente pueden producirse por
bacterias entéricas como Escherichia coli y Enterobacter que
entran al hemocoel donde se multiplican y causan sepsis. (Broderick et al, PNAS
2006) Esto es opuesto al concepto falso de que la toxina Bt mata a la larva por
desnutrición.
En 2001, aparece el maíz Bt "Evento 176" que es aprobado
por la "Environmental Protection Agency, EPA" cuando se comprueba que cesa o
queda muy poca expresión de Bt en las espigas, no siendo ya efectivo contra una
segunda generación de insectos. ("Current status of Bt Corn Hybrids, 2005")
Hay híbridos transgénicos de ambas resistencias a pestes y
a herbicidas. El maíz transgénico es actualmente cultivado comercialmente en los
Estados Unidos.
Estados Unidos solo usa este maíz para alimentar ganado;
aunque este maíz se reproduce naturalmente, pues hay seguramente escape de polen
transgénico. Se han observado abejas obteniendo polen de maíces transgénico,
probándose que no contribuyen al problema de colapso de colonias.
Maíz Bt
El maíz Bt es un
maíz transgénico o genéticamente modificado que produce en sus tejidos
proteínas Cry. Así, cuando las larvas de los insectos comúnmente denominados
"barrenadores del tallo" intentan alimentarse de la hoja o del tallo del maíz
Bt, mueren.
Los barrenadores del tallo (Diatraea
saccharalis y
Ostrinia nubilalis) son insectos
lepidópteros que constituye la principal plaga del cultivo de maíz en muchos
países productores, tales como la
Argentina y
Estados Unidos de Norteamérica. Sus larvas se alimentan de los tallos y las
hojas, dejando galerías que dañan la planta, la quiebran, impiden el transporte
de nutrientes y sustancias y son vía de entrada para
hongos, cuyas
toxinas (micotoxinas) son muy peligrosas para la salud humana.
La denominación "Bt" deriva de
Bacillus thuringiensis, una
bacteria que normalmente habita el suelo y cuyas
esporas contienen proteínas tóxicas para ciertos insectos. Estas proteínas,
denominadas "Cry", se activan en el sistema digestivo del insecto y se adhieren
a su epitelio intestinal, alterando el equilibrio osmótico del intestino. Esto
provoca la parálisis del sistema digestivo del insecto el cual deja de
alimentarse y muere a los pocos días. Las toxinas Cry son consideradas inocuas
para
mamíferos,
pájaros e insectos “no-blanco”. Hay varias proteínas Cry (y por lo tanto
diferentes genes cry) y cada una es específica para un tipo o grupo de
insectos o Bt.
Distribución del caracter en el mundo
Según el informe del ISAAA (Servicio para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas),
en 2008 se sembraron en todo el mundo 125 millones de hectáreas con cultivos
genéticamente modificados (OGM),
un 9,4 % más que en 2007. El 29,8% de esas hectáreas corresponden a maíz, las
cuales, en su gran mayoría son híbridos de maíz Bt.
Beneficios
Los beneficios que presenta el maíz Bt se centran en la
posibilidad que tiene el agricultor de controlar las plagas sin emplear
insecticidas, lo que constituye, además, un beneficio directo para el medio
ambiente. En particular, el control eficiente de las plagas permite una máxima
expresión del potencial de rendimiento, un manejo más flexible de las fechas de
siembra y cosecha, y una mejor calidad del grano. Por su parte, la reducción en
el nivel de
micotoxinas es un beneficio para la salud humana y animal.
Para el 2008, el 48% del maíz cultivado en Argentina es
Bt. Cabe mencionar que también se han cultivado en la campaña 2008/09 híbridos
de maíz que contienen dos características acumuladas: la resistencia a insectos
y la tolerancia a
glifosato.
Evaluación del impacto del maíz Bt
La Agencia del Medio ambiente (EPA) de los EEUU, a través
de su comité científico asesor emitió en el año 2000 un informe de 283 páginas
titulado "Documento de acción de registro de Biopesticidas Bt",
que se resume a continuación:
El informe trata sobre plantas transgénicas provistas de
genes de la bacteria Bacillus thuringiensis, que codifican proteínas Cry
que una vez ingeridas por larvas de ciertos insectos, les ocasionan la muerte,
siendo esta una nueva estrategia de control de insectos que permite evitar el
uso de insecticidas químicos. Dicho informe usa datos proporcionados por las
empresas, universidades y otros investigadores independientes, durante un
periodo de 5 años.
- 1.
Evaluación sobre impactos en la salud
- No hay
informes que confirmen que las proteínas Bt causen reacciones alérgicas
inmediatas ni retardadas, ni por vía oral, ni por inhalación ni por
exposición de la piel.
- Ninguno
de los productos registrados hasta ahora muestran signos de toxinas o
alergenos para el hombre o animales superiores.
- El ADN
codificador de estas proteínas no muestra ningún indicio de incidencia
negativa.
- 2.
Evaluación ambiental
- 2.1
Cruzamiento de las plantas Bt con otras (hibridación). Se concluyó que no
hay riesgo significativo de captura y expresión de genes Bt por parientes
silvestres o malezas, debido a que en los países productores de maíces Bt no
hay especies silvestres o malezas emparentadas con el maíz.
- 2.2
Incidencia en especies no-dianas: no hay evidencia de que se produzcan
efectos adversos por parte de las proteínas Bt expresadas en plantas
cultivadas sobre la vida silvestre o invertebrados beneficiosos. La EPA cree
que de hecho el cultivo de las plantas Bt puede conllevar menos impactos
adversos al eliminar o disminuir el empleo de insecticidas químicos.
·
-
2.3
Destino de la proteína Bt en los suelos y efectos sobre los organismos: los
estudios realizados indican que las proteínas Bt pueden unirse a las
arcillas del suelo, con lo que se degradan lentamente, pero esto sólo ocurre
a bajos pH (por debajo de 5,0). Puesto que el maíz no crece bien a esos pH
bajos, los agricultores suelen elevar el pH, por lo que en las condiciones
agrícolas normales, la proteína Bt se degrada rápidamente. La EPA considera
que el cultivo de plantas Bt tiene un efecto positivo sobre la microflora
del suelo, en comparación con la alternativa del empleo de pesticidas
sintéticos.
- 3.
Beneficios de las plantas Bt
Los beneficios para los agricultores varían de año en año,
dependiendo de los niveles de infestación por el taladro o barrenador del maíz.
Los beneficios ambientales están relacionados con el menor uso de insecticidas
químicos.
- 4.
Gestión de la resistencia de insectos a Bt
Tras diez años de comercialización intensiva, no ha
ocurrido resistencia a Bt por insectos. La EPA piensa que el actual régimen de
gestión de resistencia es adecuado para la protección frente al surgimiento de
insectos resistentes.
Maíz
transgénico, en qué se diferencia del común
A nivel mundial se pierden anualmente 40 millones de toneladas de maíz a causa
de plagas, como el gusano barrenador o taladro, que recién salido del huevo
penetra en el tallo de la planta y come todo su interior. La pérdida generada
repercute en las actividades de los sectores agropecuario, alimenticio e
industrial, debido a que
el maíz se utiliza en la alimentación de ganado, producción
de harina, tortillas, aceite, almidón, edulcorantes y alcohol. Asimismo, del
maíz se extraen diferentes sustancias que sirven para elaborar antibióticos,
jabones, productos cosméticos, pegamentos y pinturas.
Ante tal problemática, diversas instituciones y empresas
dedicadas a la agrobiotecnología han buscado producir un maíz modificado
genéticamente para hacerlo resistente a plagas, enfermedades y pesticidas. Una
de las empresas que ha apostado e invertido en investigación biotecnológica es
el laboratorio suizo Novartis, que ha producido un maíz transgénico denominado
Bt, protegido contra el gusano barrenador o taladro, pues este último afecta una
parte de la cosecha. Por ejemplo, en una misma superficie, el cultivo de esta
variedad de maíz posibilita obtener cosechas mayores que con las de una variedad
no modificada.
Maíz Bt y la reducción del uso de
pesticidas
En las tareas agrícolas para combatir las plagas que dañan a
los cultivos de col, papa y maíz, desde hace 40 años se emplea la proteína
insecticida de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis (Bt) en forma
de productos pulverizados, que se rocían en la tierra, mismos que se descomponen
y transforman con gran rapidez en sustancias inofensivas, lo que es ideal desde
el punto de vista ecológico. No obstante, existe una desventaja con esta
aplicación, ya que una vez que el gusano barrenador se encuentra dentro del
tallo del maíz, está protegido contra los productos que contienen Bt. Sin
embargo, debido a los adelantos en biotecnología, Novartis logró introducir
dicha proteína a la planta para atacar al gusano.
De esta manera, el maíz Bt se produce mediante el empleo de
una técnica que consiste en extraer porciones suplementarias de ADN (ácido
desoxirribonucleíco) de la bacteria Bacillus thuringiensis (de ahí su
nombre Bt). Esas porciones de ADN son incorporadas genéticamente a la semilla de
maíz, lo que le dan a éste la capacidad de producir una proteína insecticida
para defenderse contra el gusano barrenador, que no es tóxica a muchas especies
útiles. Así, la oruga muere después de dar un mordisco al tallo u hoja del maíz
Bt.
Una vez realizada la introducción de la bacteria del suelo Bt
para la tolerancia a las plagas, a la planta se le incorpora genéticamente una
proteína denominada PAT (en el proceso de selección de maíz Bt), que a su vez la
hace resistente a los herbicidas. Mediante la aplicación de esta técnica, la
planta queda preparada para resistir el ataque del gusano barrenador y
herbicidas, señala Novartis.
Lo anterior representa ventajas al productor, pues en primer
lugar obtiene un ahorro al no adquirir mayor cantidad de plaguicidas, lo que
significa un impacto benéfico sobre el medio ambiente. Y en segundo, la planta
del maíz no sufrirá daños con la utilización de herbicidas para atacar malezas,
lo cual sí puede ocurrir con una variedad no modificada.
Polémica,
riesgos y estudios
En la actual polémica sobre el uso de productos transgénicos,
se menciona el riesgo, para quien los consume, de que se presenten reacciones
alérgicas o tóxicas, o bien resistencia a la ampicilina. Ante ello, Novartis
expone que estudios científicos realizados por institutos de investigación
independientes y autoridades de Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa, han
demostrado que las bacterias que producen las proteínas adicionales contenidas
en el maíz Bt siempre han aparecido en las hortalizas no cocinadas e incluso ya
han sido ingeridas por el ser humano, sin que produzcan alergias.
Al contrario de los alérgenos (proteínas que provocan que el
sistema de defensa responda con una reacción como malestar en garganta y ronchas
en la piel), las sustancias Bt de esta variedad de maíz son rápidamente
desintegradas en el estómago y sensibles al calor (se destruyen al cocinar). Por
tanto, argumenta el laboratorio, no muestran por lo demás ningún parecido con
los alérgenos.
Y explica que las pruebas e investigaciones en biología
molecular han ayudado a los científicos a evaluar los efectos alérgicos, y hasta
ahora no hay reportes de ello atribuibles a un producto modificado
genéticamente. Por ejemplo, existen ciertos medicamentos cuya sustancia activa
fue producida con bacterias transgénicas, y muchas personas los han consumido
sin que se registre un aumento en el padecimiento de alergias.
Como parte de la polémica, también se expone que las nuevas
proteínas contenidas en las plantas transgénicas podrían convertirse en un
alérgeno con el paso de los años. Frente a ello, Novartis remite a la opinión de
los expertos que señalan que cuando en los diferentes ecosistemas se
introdujeron nuevas hortalizas, los consumidores fueron expuestos a miles de
genes nuevos sin que se produjera epidemia de alergias. Si bien no hay registro
de que un gen extraño contenido en un vegetal cause alergia, tampoco significa
que la posibilidad pueda ser excluida en absoluto, pues debe considerarse que
hay algunas plantas que tienen alérgenos de forma natural como es el caso de las
nueces, cacahuates, especias y algunas frutas, reconoce el laboratorio suizo.
El gen de resistencia a herbicidas y/o ampicilina (que sirve
como marcador en el proceso de selección del maíz Bt) no se convierte en una
proteína dentro de los organismos; por tanto, las personas y los animales no
ingieren sustancia alguna que pudiera hacer inefectivo un tratamiento con
ampicilina. Entonces, el riesgo de daños a la salud es muy bajo debido a las
pruebas y controles sanitarios a los que se somete cualquier producto nuevo
destinado al consumo humano, asevera Novartis.
De otra parte, se considera que al ser diseñado para producir
nuevas toxinas contra las plagas, el maíz Bt implica el riesgo de generar
efectos nocivos en organismos benéficos como la mariposa monarca y que esos
productos tóxicos, al acumularse en las cadenas alimenticias, promuevan la
resistencia a las plagas. Al respecto, el laboratorio realiza evaluaciones y
refiere que en el medio natural las larvas evitan ingerir polen contaminado, ya
que sólo se alimentan de hoja de cerraja (hierba de tallo hueco y ramoso con
cabezuelas amarillas) sin rastros de esa sustancia.
Como parte de la misma polémica, se menciona que el riesgo de
la resistencia a las plagas es el mismo que se produce con la aplicación de los
insecticidas, ya que los parásitos pueden adaptarse tanto a los mecanismos de
resistencia de las plantas como a las sustancias que se crean para destruirlas.
Gobiernos de diferentes países han propuesto estrategias para
el manejo agrícola y de una reglamentación que disminuya los riesgos. Así, se
busca destinar una parte del terreno al cultivo de plantas transgénicas y otra a
las que no lo son, a fin de que exista un equilibrio en la población de plagas y
así evitar la formación de una resistencia. Otro aspecto muy importante es el
que se refiere al derecho que tiene cada país y los consumidores de elegir si
adquieren o no los productos transgénicos, ya que es preciso que se
comercialicen por separado y sean identificados con etiquetas. Por ejemplo,
Estados Unidos se opone a etiquetarlos y la Unión Europea lo exige.
En los últimos años, las organizaciones Mundial de la Salud
(OMS) y la de Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre otras,
estipulan que cada producto transgénico debe someterse a pruebas, a fin de
verificar que no causen daño al humano. Las reglas son reconocidas
internacionalmente y seguidas por los productores de plantas transgénicas. Por
otra parte, en 1997 la Unión Europea creó la instancia Regulación de Alimentos
Nuevos (NFR, por sus siglas en inglés), que gobierna los registros de
comestibles elaborados en ese continente. Su principal propósito es asegurar que
tales productos no causen ningún riesgo en la salud del consumidor y estipula
que el fabricante debe etiquetarlos.
Realidades
del maíz transgénico
El maíz es uno de los tres cultivos más importantes del
mundo, y siendo México su país de origen, representa uno de los productos base
en la dieta del mexicano. No obstante, en los últimos meses ha privado una
polémica sobre la conveniencia de cultivar o no variedades modificadas
genéticamente de esta semilla.
A fin de esclarecer con base en principios científicos los
posibles riesgos o beneficios del cultivo de variedades modificadas
genéticamente en el país, la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería
realizó el Taller de reflexión sobre efectos del maíz transgénico, donde
especialistas internacionales discutieron cuatro tópicos: efectos de la
ingeniería genética sobre la estructura genómica del maíz; consecuencias de
estas variedades en la biodiversidad mexicana; impacto socioeconómico y sus
secuelas en la salud humana.
Al finalizar el taller, realizado del 17 al 19 de marzo con
la participación de la UNAM, Cinvestav y la U de G; las universidades
estadunidenses de Nebraska, Missouri, Georgia y Arizona, así como el Centro
Internacional del Mejoramiento del Maíz y Trigo y el Instituto para la
Investigación y el Desarrollo de Francia, los científicos presentaron un
documento en el que concluyeron que se carece de evidencia científica para
determinar que un transgen puede alterar las características de la estructura
genética del maíz. Asimismo, refirieron que el impacto potencial de liberar maíz
transgénico debe ser analizado caso por caso.
Por otro lado, expusieron que no existen pruebas para afirmar
que los rasgos transgénicos de plantas se hayan transferido hacia humanos o
animales. Sin embargo, recomendaron que en México y para el caso del maíz, se
evite el uso de sistemas de selección transgénica basados en genes resistentes a
antibióticos.
El documento subraya que el uso de maíces modificados puede
tener un impacto positivo en la producción agrícola nacional; empero, es
importante que esta tecnología se dirija a solucionar problemas específicos de
la realidad agrícola. Respecto al posible daño a especies de maíz nativas y sus
parientes cercanos como el teocintle, los especialistas exponen que esta planta
es y seguirá siendo vulnerable a la introducción de cualquier variedad
comercial, independientemente de si portan o no características transgénicas.
En sus conclusiones destacan que la información disponible
para evaluar el impacto del maíz genéticamente modificado en la biodiversidad de
México es extremadamente limitado o inexistente, debido a la falta de apoyo
económico, carencia de un seguimiento permanente del problema y al muy limitado
interés gubernamental.
En este sentido --aseguraron--, tampoco existen pruebas
suficientes que permita cuantificar la presencia de rasgos transgénicos
específicos en maíces nativos de México y sus parientes cercanos. Ante ello,
conminan a establecer a la brevedad métodos confiables de monitoreo y programas
de investigación.
Para los científicos que participaron en el taller, es
urgente reconocer el patrimonio universal que representa la diversidad genética
del maíz en México, asunto que requiere de una atención inmediata para su
protección, conservación y uso adecuado. Bajo ese contexto, resulta
indispensable reforzar las colecciones en bancos de germoplasma, a fin de
caracterizarlas y evaluarlas implementando sistemas de información y consulta.
También exhortaron a investigar las implicaciones de las
prácticas agrícolas sobre el flujo génico, así como encontrar mecanismos que
mitiguen sus impactos. Esto obviamente requerirá de políticas de evaluación de
riesgo que permitan anticipar situaciones excepcionales e inesperadas.
Otra conclusión a la que llegaron fue la de poseer
información científica y oportuna, a través de un debate abierto y transparente
sobre los beneficios y riesgos de cultivar variedades de maíz transgénico, así
como el costo que representaría para México no utilizar estas herramientas
biotecnológicas. En tal discusión, añadieron, deberán participar el gobierno,
organizaciones agrícolas, de industria agroalimentaria, científicos y la
sociedad.
Basados en pruebas realizadas por distintas agencias
reguladoras del mundo, destacaron que no existe la certeza científica de que las
variedades de grano modificado actualmente disponibles en el mercado representen
un riesgo a la salud humana, pues el transgen se expresa en niveles muy bajos.
Explicaron que la garantía de seguridad en el consumo humano de los alimentos
derivados de plantas transgénicas está determinado en protocolos
internacionales, que México ha seguido puntualmente y continuará implementando
para eliminar riesgos a los consumidores.
Por último, el documento sostiene que no es recomendable
liberar en México maíz transgénico para fines distintos a los de alimentación,
como sería la producción de productos farmacéuticos o plásticos biodegradables.
Sin embargo, para conocer los beneficios y consecuencias de esta planta, los
científicos estiman conveniente autorizar su uso en investigación a nivel de
campo, siempre y cuando se realice bajo estricto impedimento de flujo génico.
El maíz transgénico en México: no hay
necesidad de preocuparse
De acuerdo con las tradiciones prehispánicas, los dioses
dieron a los nativos mexicanos las primeras semillas de maíz y desde ese
entonces y por miles de años, el maíz ha sido un elemento vital para los
cultivos de América Latina. Biológicamente, el maíz es una planta huérfana y
tiene solamente a un pariente, el teocintle anual (1). Morfológicamente los dos
son similares, pero difieren de modo impresionante en la inflorescencia
pistilada (lo que se convierte en la mazorca). Para nuestra discusión, la
diferencia más notable es que la mazorca del maíz es sólida, en tanto que la
mazorca del teocintle es frágil y se separa cuando madura. El análisis molecular
ha mostrado que el maíz fue domesticado en la cuenca del Río Balsas (México)
hace 6000 años (2). Las mazorcas primitivas que fueron encontradas en cuevas y
en otros lugares arqueológicos comparten las mismas características: ellas son
de un tamaño pequeño y son, de manera invariable, sólidas. Esto es de esencial
importancia –las semillas viables solo pueden ser liberadas por medios mecánicos
(básicamente humanos). El maíz no se dispersa por sí mismo y en consecuencia no
existe como especie libre en la naturaleza.
Recientemente, algunas compañías biotecnológicas han
solicitado autorización para sembrar y comercializar maíz transgénico en México.
Varios grupos ecologistas han planteado preocupaciones con relación a los
riesgos potenciales de introducir tales plantas en México, donde se originó el
maíz. La preocupación principal con relación a los posibles efectos en los
maíces nativos y en las especies afines tiene, si es que existe alguna, poca
base científica; se relaciona más con factores culturales que con los
biológicos. Los argumentos que establecen que el maíz es genéticamente frágil,
son débiles. Es paradójico argumentar que se necesita proteger el antecedente
genético del maíz, cuando, durante 6000 años de cultivo tradicional, hemos
protegido sólo los alelos que son importantes para la especie humana. Incluso si
decidiésemos proteger los genotipos reales, no debería haber necesidad de
preocuparse. Cualquier transgen que se transfiriese de manera inadvertida a
maíces nativos puede ser removido de la progenie haciendo una selección contra
el rasgo incorporado. El maíz siempre se encuentra bajo una fuerte selección
artificial y en consecuencia la selección natural no tiene significación
práctica para la especie.
Por otra parte, los transgenes no pueden establecerse en una
población natural de teocintle. Cualquier teocintle receptor del polen del maíz
corre el riesgo de transmitir a su progenie el rasgo de no ser capaz de liberar
sus semillas, tal como es el caso en el maíz (véase la figura en el lado
izquierdo). La transferencia de un alelo de un teocintle al maíz es un proceso
natural. Lo contrario sólo puede suceder si las semillas híbridas se liberan de
manera mecánica. Aún así, la fijación de un (trans) gen o alelo en una población
de teocintle sería imposible si no confiriese una ventaja evolutiva a la
especie. Sería muy probable que el gen bt, por ejemplo, no confiriese
ventaja alguna al teocintle debido a que las plagas no son un factor de
selección natural en estado natural. El transgen se perdería como los miles que
nunca confirieron ventajas de adaptación a las plantas receptoras.
Más sobre el Maíz Transgénico
Existen dos tipos de maíz transgénico: aquellos resistentes a insectos que
generalmente incorporan genes de la bacteria del suelo Bacillus thuringensis y
son conocidos como cultivos Bt; y los que tienen resistencia a herbicidas,
comúnmente producidos por las mismas empresas que producen y venden las
semillas. Las nuevas variedades transgénicas incorporan las dos características.
Cada
año salen nuevas variedades de maíz Bt. Por ejemplo, en el 2003 se lanzaron dos
nuevas variedades en Estados Unidos. Las que habían sido manipuladas para que
expresen las toxinas Cry3Bb1 para controlar una peste específica del maíz; y
Cry1Fa2, de amplio espectro entre lepidópteros. De acuerdo al ISAAA,
organización que produce informes anuales de la expansión de los transgénicos en
el mundo, se espera que este año salgan 5 nuevas variedades de maíces
transgénicos con resistencia a insectos.
En el
año 2003, en Estados Unidos se sembraron 42,8 millones de hectáreas con cultivos
transgénicos (63% del total mundial). Ahí se cultivó soya, maíz, canola y
algodón. Otros países que sembraron maíz transgénico incluyen África del Sur con
0,4 millones de hectáreas (1%); Canadá con 4.4 millones de hectáreas entre soya,
canola y maíz, y Argentina que incrementó significativamente el porcentaje de
maíz transgénico. Otros países que sembraron maíz transgénico (con menos de 0,05
millones de Ha.) son España, Alemania, Bulgaria, Filipinas y Honduras (ISAAA,
2004).
El mercado del maíz va más allá del grano. Productos derivados del maíz
Dada
la versatilidad de maíz y la importancia que tiene este cultivo en Estados
Unidos, se ha desarrollado una fuerte industria a partir del maíz que va más
allá de la exportación de este cultivo como cereal.
La
industria del maíz ha alimentado también a la industria de fermentación del maíz
que está representa por pocas empresas estadounidenses que abarcan gran parte
del mercado de los productos derivados del maíz.
Estas son la
Archer Daniels Midland o ADM, Cargill, Corn Products International, Inc.
Penford Products Company, Roquette America, A.E. Staley Manufacturing Company,
subsidiaria de Tate & Lyle, siendo las más importantes las dos primeras. Estas
empresas controlan el mercado del maíz en todas sus facetas, convirtiéndose en
verdaderos monopolios.
ADM
está en el negocio de moler, procesar, elaborar piensos y aditivos nutricionales
a partir del maíz, aunque su principal negocio está en la soya. La empresa
establece relaciones directas con cooperativas de agricultores en Estados Unidos
y Canadá, a quienes les compra el producto a precios muy bajos. La empresa tiene
una red de transporte a nivel mundial y es dueña de más de 260 plantas
procesadoras en todo el mundo. En México, Brasil ha adquirido varias empresas de
alimentos nacionales.
Cargill tiene su propio control sobre toda cadena alimenticia del maíz, con
operaciones en 23 países y ha concentrado otras firmas de gran importancia en la
cadena alimenticia o en la agricultura, como fue la compra de Continental Grain,
lo que significa que Cargill controla un 40% de todas las exportaciones de maíz
en Estados Unidos, el 33% de las exportaciones de soya y el 20% de trigo.
Cargill está en cuatro continentes, y su negocio cubre la producción y ventas de
semillas, produce y distribuye nutrientes, aditivos e ingredientes de alimentos
humanos y animal, procesan granos, semillas oleaginosas y otros "commodities"
para el mercado de alimentos. Provee además insumos para la industria
farmacéutica y para varias industrias, y suministra servicios agrícolas, como
acopio de granos y servicios financieros. Está también en la industria de
fertilizantes y de trabajo con acero.
No
existen, por lo tanto, compañías individuales compitiendo entre ellas, como
pretenden decir los defensores del libre mercado, mucho menos aún existe ahí un
lugar para los agricultores independientes. Y lo que es más grave es que las
decisiones sobre qué producir, a quién vender y todo tipo de decisiones ha
dejado de estar en manos de los agricultores, y ha caído en manos de unas pocas
corporaciones transnacionales.
Bioproductos.
Los
bioproductos incluyen una gran variedad de mercancías refinadas a partir del
maíz, reemplazando productos hechos de materia prima distinta o a través de
síntesis química. El más conocido es el etanol, un aditivo de motores obtenido a
partir de la fermentación del maíz. El etanol ha sido utilizado como aditivo de
combustible de motores hace apenas 20 años.
El
etanol es hecho de la fermentación de azúcares del almidón del maíz. Muchas
refinerías de maíz producen tanto etanol como otros derivados del maíz:
almidones, edulcorantes, aceites y piensos.
En
Estados Unidos el etanol como combustible está jugando un papel importante en el
balance de pagos de ese país, pues evita importaciones de petróleo por unos 2
mil millones de dólares.
La
dextrosa, originada a partir de maíz fermentado, ha creado un grupo nuevo de
bioproductos: ácidos orgánicos, aminoácidos, vitaminas y aditivos alimenticios.
Los
ácidos cítricos y lácticos, producidos de igual forma del maíz, pueden ser
encontrados en cientos de productos alimenticios e industriales, y sirven como
punto de partida para otros productos.
Los
aminoácidos de maíz también son parte de la alimentación industrial. La lisina
obtenida a partir del maíz es utilizada en planteles industriales de chanchos y
pollos como complemento alimenticio. Otros compuestos obtenidos del maíz que son
añadidos a los piensos son la theonina y el triptófano.
Las
vitaminas C y E se derivan también del maíz. Y hasta aditivos como el glutamato
monosódico proviene de la fermentación del maíz.
Finalmente, a través de un proceso llamado extrusión, se altera la estructura
física del almidón del maíz para producir un tipo de plástico biodegradable.
Aceite de maíz
Otro
producto derivado del maíz es el aceite. Gran parte del aceite de maíz es
utilizado en Estados Unidos para cocinar o como aceite para ensaladas; una
porción significativa es usada en la elaboración de margarinas.
Alimentos animales y piensos
A
través de diferentes combinaciones de residuos del maíz, fibras y gluten de maíz
se producen cuatro tipos de piensos: harina de gluten, harina de germen de maíz,
gluten y extractos de maíz fermentado condensado, que es un tipo de proteína
líquida que sirve de suplemento para el ganado.
Los
piensos son uno de los derivados del maíz más importantes para la economía de
Estados Unidos. Las exportaciones al año pueden llegar a más de 600 millones de
dólares.
Productos derivados del almidón
El
almidón de maíz es uno de los productos más importantes en la economía
industrial de Estados Unidos. Se usa en la elaboración de papel, textiles,
adhesivos, recubrimiento de superficies y cientos de otras aplicaciones.
Inclusive, se usa para recubrir la maquinaria de perforación en campos
petroleros.
Miles
de productos industriales se obtienen del almidón del maíz o de almidones
modificados, incluyendo la comida rápida, comida congelada y todo ese mundo que
conforma la comida chatarra.
Se
considera a los almidones de maíz como materia prima para la elaboración de
plásticos.
Edulcurantes
Los
principales edulcorantes incluyen el jarabe de dextrosa de maíz y la fructosa.
El
jarabe de maíz previene de la formación de cristales en productos congelados, y
permite que productos como salchichas, alimentos enlatados y en otros alimentos
industriales los distintos elementos se mezclen. Sobre todo, estos edulcorantes
aminoran la dependencia que podría tener Estados Unidos de la importación de
azúcar de caña, que es un cultivo para el que ellos no son competitivos, aunque
Cargill en Brasil exporta azúcar de caña al resto del mundo.
El
principal cliente de la dextrosa es la industria farmacéutica, pues constituye
el punto de partida para la elaboración de una gran cantidad de drogas como
antibióticos y vitaminas.
Maíz
dulce procesado
Los
mayores productores de maíz (dulce, fresco o procesado) son Estados Unidos,
Hungría y Tailandia. En cuanto al maíz dulce procesado, las exportaciones de
Estados Unidos bajaron del 70% en 1998 al 33% en 2003. En el mismo período, las
exportaciones de maíz congelado cayeron del 50% al 30%. Al contrario, las
exportaciones de Hungría y Tailandia aumentaron rápidamente.
El
mercado de exportación de Estados Unidos de estos productos son Japón (40%),
Corea del Sur (15%) y Taiwán (12%). Sin embargo, en la última década las
exportaciones hacia estos países han disminuido, mientras que las exportaciones
a Canadá, México y China casi se han duplicado.
Exportaciones estadounidenses de productos a partir del maíz. 2002
PRODUCTO |
CANTIDAD (Kg) |
VALOR $ |
Harina de maíz |
159,427,448 |
41,482,516 |
Almidón de maíz |
104,104,615 |
39,848,007 |
Aceite virgen |
309,609,674 |
155,932,293 |
Aceite procesado |
2,341,261 |
2,286,129 |
Aceite ultra refinado |
221,316,442 |
127,163,880 |
Dextrosa |
75,093,624 |
32,019,051 |
Jarabe glucosa |
148,404,923 |
49,376,500 |
Jarabe glucosa y fructosa |
22,393,791 |
6,611,605 |
Fructosa pura |
41,713,806 |
28,013,563 |
Jarabe de fructosa |
79,186,429 |
28,050,643 |
Fructosa sólida |
16,464,664 |
28,003,082 |
Residuos |
28,003,082 Ton m |
11,156,515 |
Gluten |
4,209,700 Ton m |
314,219,703 |
Harina de gluten |
810,994 Ton m |
240,459,590 |
Otros residuos |
13,739 |
1,947,455 |
Torta de maíz |
8,480,505 |
781,314 |
Almidón modificado |
85,321,988 |
59,781,954 |
Dextrina |
14,149,146 |
10,515,940 |
Un cultivo transgénico
utilizado para la alimentación humana en la unión europea es el maíz.
Algunos ejemplos de
ingredientes y aditivos sospechosos de tener un origen transgénico son:
Harina, almidón, aceite,
sémola, glucosa, jarabe de glucosa, fructosa, dextrosa, maltodextrina,
isomaltosa, sorbitol (E420), caramelo (E150), grits.
Existe el maíz Bt, donde
el combate de plagas ya no requiere el uso de fuertes
insecticidas que afectaban a otros insectos benéficos. Él maíz transgénico
que se cultiva en España lleva genes de bacteria que le permiten producir
una sustancia insecticida.
El maíz resistente al
ataque de insectos contiene un gen que codifica una proteína de Bacillus
thuringiensis, que tiene acción insecticida al ser capaz de unirse a receptores
específicos en el tubo digestivo de determinados insectos, interfiriendo con su
proceso de alimentación y causándoles la muerte. La toxina no tiene ningún
efecto sobre las personas ni sobre otros animales. La utilización de plantas con
genes de resistencia a insectos y herbicidas permite reducir el uso de
plaguicidas y conseguir un mayor rendimiento. Además, se ha obtenido una colza
con un aceite de elevado contenido en ácido laúrico, mediante la inclusión del
gen que determina la síntesis de una tioesterasa de cierta especie de laurel.
Los vegetales resistentes a los virus se consiguen haciendo que sinteticen una
proteína vírica que interfiere con la propagación normal del agente infeccioso.
Estos vegetales contienen proteína vírica, pero en menor proporción que las
plantas normales cuando están severamente infectadas.