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El Rol de los Transgénicos en la Economía Mundial

TRANSGÉNICOS EN LA ECONOMÍA MUNDIAL

El Rol de los Transgénicos en la Economía Mundial

Los productos transgénicos han actuado como una moneda de dos caras en el área económica del planeta. Por un lado, tenemos a las potencias mundiales beneficiándose de su comercialización y del monopolio que han establecido en torno a ellos; y por otra parte, se encuentran los países del “Tercer Mundo”, sirviendo como proveedores de información genética a tales naciones, y , además, cayendo en las redes de su monopolio comercial.

La mayoría de las inversiones en centros dedicados a las biotecnologías pertenecen a capitales del primer mundo, fundamentalmente de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, mientras que los países en vías de desarrollo sólo son considerados para donar el germoplasma que nutre los bancos de las compañías transnacionales, las cuales ponen posteriormente las semillas mejoradas en el mercado para ser compradas por los propios donantes del material genético. En Francia, por ejemplo, fueron patentados frijoles mejorados utilizando germoplasma de variedades chilenas.

Como empresas comerciales al fin, estas multinacionales se rigen por las reglas del mercado, y como reza el adagio “el mercado no tiene alma, sólo intereses”. Por ejemplo, en 1995 la industria biotecnológica requirió de 20 mil millones de dólares americanos, de los cuales sólo dedicó 2 millones (0,01%) a los estudios de bioseguridad, mientras que investigaciones independientes fijan la cifra necesaria en 775 millones . Así también, se estima que entre 1976 y 1994, Australia se ha beneficiado en 3 mil millones de dólares y Canadá en 300 millones por el acceso a sus recursos genéticos.

Los logros de la biotecnología, hasta ahora, sólo han ahondado el control de la naturaleza y el Tercer Mundo. En el campo de la biodiversidad, por ejemplo, los nuevos tratados aseguran el control del material genético —casi todo del Sur— por empresas y gobiernos del Norte.

De hecho, Greenpeace elaboró un informe sobre las pruebas de campo de plantas modificadas genéticamente durante el período 1986-1992. Éste señala que 846 de ellas se habían realizado en países desarrollados, mientras que en América Latina y el Caribe sólo se habían hecho 76, la mayoría fuera de todo control de bioseguridad.

El predominio del modelo económico neoliberal a nivel planetario, impone las reglas del mercado biotecnológico internacional, así como las buenas prácticas de investigación, producción y comercialización de dichos productos. A nuestras economías les está asignado un papel de proveedor de germoplasma y consumidor de AMGs en el esquema mundial de mercados. Aún así, muchos campesinos sudamericanos colaboran con las multinacionales en los ensayos de campo, cediendo sus parcelas para el cultivo de productos alterados genéticamente. A cambio, reciben una remuneración adecuada a «lo que hubieran ganado si hubiesen plantado allí algo que se pudiera vender», explican algunos.

El tránsito a la llamada era del conocimiento, está marcada por el acceso desigual tanto a las nuevas tecnologías de la información, como al dominio de la biología molecular y las biotecnologías, no sólo entre países ricos y pobres, sino entre las diferentes clases sociales dentro de cada país. Se está creando un "Cuarto Mundo" marginado del proceso de la configuración de los verdaderos instrumentos de poder de este nuevo milenio, mientras que los países del norte están hallando su mina de oro en el comercio de transgénicos y biotecnología en general, basado todo en la colaboración de los países en vías de desarrollo, como es el caso de Chile.

 El Conflicto del Etiquetado.

Uno de los tantos conflictos que han surgido en torno a los alimentos genéticamente modificados, está el de la negativa de las multinacionales que los producen a rotularlos como tales, dado que así, la gente podría boicotearlos y llevarlas a la ruina. Hoy en día, muchos productos que consumimos contienen este tipo de alimentos y no lo sabemos. De ahí la necesidad de una etiqueta que lo especifique. No obstante, ésta no es obligatoria para todos los productos.

La FDA (Administración de Alimentos y Drogas -USA) anota que los alimentos genéticamente modificados no necesitan especificaciones en las etiquetas, porque son parecidos a las plantas híbridas que han sido utilizadas por centurias. Este comunicado ha desatado una gran controversia. El grupo partidario del proceso de modificación genética, asegura que se obtienen muchos beneficios como plantas resistentes a plagas o con características especiales desde el punto de vista nutricional. El grupo opuesto reclama que no se saben todavía las consecuencias de estas modificaciones que no se dan en la madre naturaleza, sino por la manipulación humana del material genético. Este grupo presionó para que hace poco se aprobara la ley que prohíbe a los fabricantes de productos genéticamente modificados, anotar en la etiqueta la palabra "orgánico".

Los alimentos genéticamente modificados fueron introducidos en los Estados Unidos en 1994, con una variedad de tomates "Flavr Savr" modificados para que maduren despacio después de ser cosechados de la planta madre. En octubre de 1999 la revista "Business Week" publicó un artículo que anota que en este país, el 60% de los alimentos procesados, dulces (confites), siropes, aderezos de ensaladas y chocolate contienen material genéticamente modificado. El mismo proceso es aplicado en algunos cultivos de maíz, frijoles de soya (resistentes a herbicidas), papas que ahora pueden producir una toxina que mata las orugas y otros insectos (eliminado la necesidad del uso de pesticidas), una variedad de papaya resistente a

algunos virus, una hormona genéticamente modificada (somatotropina bobina) que aumenta la cantidad de leche que la vaca produce (aprobada por la FDA en USA en 1993) y el "arroz dorado", modificado con un gen de beta caroteno.

En el caso de productos como el tomate, es posible y necesario el etiquetado diferencial. De hecho, los Flavr Savr suelen etiquetarse uno por uno. La compañía ganó en Estados Unidos el juicio contra los que querían obligarle al etiquetado individual. Pero después de esto, decidió hacerlo libremente, ya que consideraba que su superior calidad debía quedar evidente para los consumidores.

Con respecto a la soja, el etiquetado es casi imposible. Ésta se manipula a granel, en cantidades enormes, y ya muchas granjas mezclan las distintas variedades nada más cosecharlas. En los silos y barcos de transporte se confunde todavía más. Igualmente, en el caso de la soja que no se come como tal, esto no tiene la menor importancia, ya que como se ha dicho, el aceite que se obtiene no contiene material genético.

Hablando del maíz transgénico, si se utiliza directamente su harina en la fabricación de alimentos, el etiquetado es obligatorio, ya que es, en cierta forma, diferente del habitual, al contener la proteína de Bt. Si el maíz se utiliza para obtener almidón, con el que luego se fabrica glucosa o fructosa, pretender el etiquetado de estos productos finales es absurdo, ya que son absolutamente iguales e indistinguibles por cualquier sistema, de los obtenidos del maíz "no transgénico".

Hasta ahora en Estados Unidos no es obligatorio el anotar en la etiqueta la modificación genética . Sin embargo, un gran número de organizaciones están ejerciendo gran presión a congresistas y a la "Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos" (FDA) para que se pase una nueva ley.

En México, desde el 28 de abril del año pasado, se requiere el etiquetado de alimentos que contengan ingredientes genéticamente modificados. La medida concuerda perfectamente con el Protocolo de Bioseguridad, adoptado en Montreal-Canadá, por los representantes de 140 naciones; de acuerdo a la norma mexicana, los AMGs deben tener una etiqueta que diga "alimento transgénico".
Aquellos que contengan algún ingrediente genéticamente modificado deben tener una etiqueta que exponga "Alimento hecho con productos transgénicos

En Argentina, la normativa actualmente vigente establece que sólo es obligatorio el etiquetado específico, indicando que puede contener organismos modificados genéticamente (AMGs), cuando pueda ser detectado en el alimento el ADN modificado por la manipulación genética o las proteínas procedentes de este ADN. Queda excluido de la obligatoriedad en el etiquetaje todos aquellos alimentos donde no pueda encontrarse el ADN y/o las proteínas extrañas, aunque utilicen en su composición derivados provenientes de AMGs, como lecitinas, y aceites y grasas vegetales. En la práctica, esta normativa deja fuera de la obligatoriedad del etiquetado aproximadamente al 90% de los alimentos comerciales que contienen AMGs o componentes de éstos.

Mientras, la legislación europea, establece que cada alimento transgénico deberá superar antes de su comercialización la aprobación por parte de un comité de expertos científicos nombrados por la Comisión Europea, así como el visto bueno de comités de especialistas de cada uno de los países miembros y, sobre el etiquetado, es obligatorio.

 Marcas que comercian con estos productos.

A pesar de la incertidumbre que aún existe con respecto a los alimentos transgénicos, hay marcas comerciales de la industria de la alimentación que ya mercantilizan con ellos, dado que sus productos contienen ingredientes, como el maíz, la soja o sus derivados, susceptibles de proceder de cultivos modificados genéticamente.

Algunas de estas marcas son:

APIS

ARTIACH

BIMBO

CALVÉ

CAMPBELL´S

CENTRAL LECHERA ASTURIANA

CRACKER

CUÉTARA

DANONE

EL CASERÍO

FLORA

FONTANEDA

GALLINA BLANCA

GULLON

KNORR

KRAFT

LA BELLA FASO

LA COCINERA

LA PIARA

LU

MAGGI

MAIZENA

MARTÍNEZ

MEXI-FOODS ESPAÑA

NABISCO

NESTLÉ

NOCILLA

NUTREXPA

OREO

ORLANDO

PANRICO

PASCUAL

PESCANOVA

PRESIDENT

PRIMA

PURINA

RECONDO

RÍO

STARLUX

THAI/YEO´S/BLUE DRAGON

TULIPÁN

UNILEVER

VALOR

YBARRA

Como podemos apreciar, la mayoría son marcas europeas que llegan a nuestro país, y se consumen con total confianza.

La siguiente lista, por el contrario, corresponde a organismos que aseguran no utilizan productos de esta naturaleza en su producción. También encontramos marcas familiares a nuestros supermercados.

ARIAS

BONDUELLE

CAMPOFRÍO

CANTALOU

CANTÚ

CASA TARRADELLAS

CHAPPI

CIDACOS

DULCESOL

ELGORRIAGA

FRISKIES (1)

FRUDESA

GIGANTE VERDE

GOYA

HEINZ

HERO

IMPORTACIONES CUESTA

KELLOGG´S

KITEKAT

M&Ms

MAN FONG

MARS

MASECA

NOMEN

OLD EL PASO

ORTIZ

PEDIGREE

RENY PICOT

TWIX

UNCLE BEN'S

WHISKAS



(1) Friskies ha certificado que sus productos no contienen transgénicos o derivados, sin embargo en la lista de ingredientes del etiquetado de alguno de sus productos, como por ejemplo en la comida para gatos, se especifica claramente que contiene proteína de soja modificada "por moderna biotecnología".

 

 
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